viernes, 12 de abril de 2013

READAPTACIÓN Y PREVENCIÓN DE LESIONES



1.      INTRODUCCIÓN
En la teoría y práctica del entrenamiento de alto rendimiento de un deportista, deben contemplarse las 2 formas constitutivas. La primera de ellas el entrenamiento optimizador, es decir, aquél que se ocupa de la planificación, diseño, realización y control de todas las tareas de entrenamiento que el deportista debe practicar, y que tiene como objetivo optimizar el rendimiento de éste en las competiciones a lo largo de su vida deportiva. La segunda es el entrenamiento coadyuvante, por todas las prácticas que permiten al deportista gozar de un estado de salud que le posibilita realizar cada día las tareas propuestas por el entrenamiento optimizador y participar en todas las competiciones de su especialidad, siempre en el nivel de rendimiento esperado, para así poder lograr los objetivos propuestos en cada temporada de competiciones. Este entrenamiento es de igual importancia e interés que el optimizador y  veces es olvidado, fundamentalmente cuando el deportista no está lesionado y sólo recurrimos a él cuando está intentando superar un proceso lesivo, de mayor o menor duración e importancia.
            Evidencias científicas proponen el uso de este entrenamiento coadyuvante no solo a deportistas, sino también a personas con una vida normal, fuera del estrés deportivo o personas que practican deporte de forma lúdica y saludable. Puesto que se le dotará de calidad de vida y favoreceremos además de una mejor y completa recuperación de cualquier algia o proceso lesivo a prevenir y reeducar nuestros hábitos para que así disminuyamos el riesgo de lesiones o molestias ocasionadas por el estrés que genera nuestra sociedad actual y la falta de capacidad condicional que, sin lugar a dudas, puedan acarrear daños en cualquier acción que realizamos en nuestra labor diaria.        
Aún así, sabemos que por el maldito “efecto mariposa” o algo parecido, una pequeña disputa familiar promovida por qué canal de TV veremos, se almacena en el hipotálamo, se transfunde lentamente al tálamo por casualidad o el estrés competitivo y a través del circuito de Renshaw altera el tono muscular, lo que ocasiona una microrotura fibrilar en el segundo sprint del partido. Pese a ello, ésta presunta contingencia no minimiza la prevención que se haya realizado en absoluto, ya que ésta proporciona una recuperación del músculo dañado más rápida.



2.      READAPTACIÓN PSICO-CONDICIONAL
La intervención con el deportista o un persona lesionada se entiende en la actualidad desde un punto de vista global e interdisciplinar, y no como una actuación particular ante un accidente lesional. Todos los profesionales encargados de intervenir en la readaptación de un proceso lesivo tienen un objetivo común: facilitar las condiciones para que el deportista exprese el máximo rendimiento posible en competición o la persona pueda volver a desempeñar su vida cotidiana con normalidad.
Ello lleva a asumir un modelo de intervención que tenga en cuenta no sólo los procesos de recuperación ante una posible lesión, sino los elementos preventivos, de cara a minimizar la aparición de posibles lesiones, y así mejorar las condiciones de la persona. Éstas se ven facilitadas a su vez por un adecuado enfoque de la evaluación inicial, por lo que previamente, en el caso de deportistas, el anclaje inicial del proceso debiera comenzar con un análisis de las características del deporte (posibles factores de riesgo), así como del deportista y el entorno de entrenamiento (instalaciones, climatología…).
En el objetivo básico de trabajo, que es el restablecimiento funcional de la persona, todos los que intervienen en dicho proceso han de estar bien coordinados y comunicados, ya sean fisioterapeuta, masajista, preparador físico, recuperador físico, psicólogo, etc. El proceso de rehabilitación funcional que hoy se conoce, dista mucho de los modelos que venían aplicándose en décadas anteriores. De trabajo asistemático en la rehabilitación, se pasó a la intervención exclusiva del fisioterapeuta, de ahí avanzó a la incorporación de nuevos profesionales. En la actualidad, el sistema de referencia al que debe acudirse es el de equipos multidisciplinares de intervención integral. Se trata de que el readaptador, médico, fisioterapeuta, masajista, entrenador, psicólogo y demás especialistas que se requieran para formar parte del proceso trabaje en equipo y busquen el fin común: LA RECUPERACIÓN FUNCIONAL DE LA PERSONA.
Para restablecerse de una lesión podían emplearse aquellas formas de entrenamiento que ayudan a la medicación y contribuyen de modo fundamental en la prevención de lesiones, participando ocasionalmente en la eficacia de la terapia post-lesión, lo que se denominó ENTRENAMIENTO COADYUVANTE (Seirul-o, 1986), un conjunto de sistemas que contenían diferentes intervenciones:
1.      Entrenamiento supresivo (antes de la lesión).
2.      Entrenamiento de evitación (durante la lesión).
3.      Entrenamiento alternativo (durante la lesión).
4.      Entrenamiento post-dramático (durante la recuperación).
La rehabilitación sería el proceso que trata de habilitar de nuevo para la actividad a los sujetos que la perdieron debido a una lesión. Aquí el proceso va a secuenciarse, en función de los objetivos básicos a cumplir en cada una de ellas.
FASE 1: rehabilitación de la lesión. Se trata de llegar a lo que se conoce como alta médica, es decir, recuperar la funcionalidad normal del tejido lesionado. Esta fase es la que realizar el fisioterapeuta. El preparador físico también puede intervenir en esta fase para realizar un entrenamiento colateral, es decir, evitar desacondicionamiento de los tejidos no afectados, con el objeto de limitar las pérdidas orgánicas generales.
FASE 2: recuperación funcional. En esta fase los esfuerzos se centran en lograr el alta deportiva o cotidiana, conseguir que esos tejidos puedan soportar la exigencia que supone la práctica deportiva y sus condicionantes específicos o el estrés diario de la sociedad en general, en caso de personas no deportistas. Debe capacitarse a la persona de un modo integral a nivel condicional, psicológico y coordinativo-funcional. Esta fase de rehabilitación es crucial.
FASE 3: reintegración al entrenamiento normalizado y vuelta a la competición (exclusivo deportistas). El tejido lesionado puede estar curado, luego puede soportar las exigencias específicas del deporte, pero además el deportista ha de recuperar su estado de forma competitivo y funcional óptimo. Se trataría de lograr el alta competitiva.  
3.      PREVENCIÓN DE LESIONES
Las lesiones constituyen contratiempos adversos que no pueden evitarse del todo, pues la propia actividad humana conlleva implícito el riesgo de que se produzcan. Sin embargo, se puede conseguir que este riesgo disminuya (prevención) o que su evolución sea más favorable y la incorporación de la persona a su vida normal se realice en el menor tiempo posible (recuperación funcional/readaptación física).
            Hasta hace relativamente pocos años, los esfuerzos se centraban en el tratamiento del trauma en sí, prestando especial atención al proceso terapéutico desde una perspectiva clínica. Sin embargo, en los últimos tiempos los intereses se han orientado hacia el desarrollo de estrategias y propuestas multidisciplinares de intervención relacionadas con la prevención y readaptación de lesiones del deportista e incluso la persona sedentaria. No podemos obviar que estos últimos pueden sufrir lesiones propias de la vida cotidiana y solo pensar que pueden faltar a su puesto de trabajo motivado por este hecho, se consideraría un síntoma de estrés por sentir que no cumple con sus obligaciones.
            La evidencia empírica acumulada hasta la fecha permite identificar una serie de factores que deben asumirse para implementar medidas preventivas. Para mejor comprensión del fenómeno se suelen clasificar en factores intrínsecos (propios de la persona) o extrínsecos (exposición a factores de riesgo), aunque se entiende que, en la realidad del deporte, en el proceso entrenamiento-competición, se dan de manera compleja e interactiva (y en muchos casos, acumulativa).
            Dentro de los factores intrínsecos se pueden considerar:
-          Lesiones anteriores o recuperación inadecuada.
-          Edad y sexo.
-          Estado de salud.
-          Aspectos anatómicos (desalineaciones articulares, alteraciones posturales, laxitud, rigidez, acortamiento muscular, etc.).
-          Estado psicológico.
En cuanto a los factores extrínsecos:
-          La motricidad específica del propio deporte (coordinación, biomecánica, etc.).
-          La competición deportiva (portadora de más o menos incertidumbre).
-          Las cargas de entrenamiento.
-          Materiales, instalaciones y equipamientos, etc.
-          Condiciones ambientales.
-          Tipo de actividad.
Con respecto a la implementación de medidas preventivas, es necesario revisar la potencia de medidas propuestas, evaluando su eficacia. Son muy numerosos los trabajos publicados sobre el particular, aunque se hace necesario un minucioso estudio de ellos, tanto desde el punto de vista metodológico como de idoneidad de las propuestas, para fundamentar adecuadamente dichas intervenciones. Los programas han de evaluarse mediante diseños más rigurosos, no solo con diseños experimentales aleatorios de grupo control, sino también con diseños cuasiexperimentales que permitan utilizar muestras más representativas y contextos de práctica más realistas, y con programas de intervención con medidas realmente potentes.
A continuación se repasan algunas medidas que, desde el campo de la intervención de la actividad física y el deporte, se pueden implementar como medidas de prevención primaria:
-          Valoración inicial: análisis postural y desequilibrios artromusculares.
-          Calentamiento.
-          Trabajo de flexibilidad.
-          Trabajo de fuerza.
-          Trabajo postural y equilibrio muscular.
-          Trabajo excéntrico.
-          Trabajo propioceptivo.
En definitiva las medidas señaladas han sido contrastadas en términos de eficacia en diferentes estudios. Actualmente existen numerosas propuestas en la literatura que pretenda englobarlas de diferente manera en protocolos de prevención general, estudiando de manera compleja sus efectos (Caraffa et al, 1996; Barh et al, 1997, Heidt et al, 2000; Eilis y Rosenbaum, 2001; Olsen et al, 2005; McGuine et al, 2006).
A modo de conclusión, puede afirmarse que las medidas preventivas que mayor evidencia científica ofrecen son el uso de vendajes funcionales, el entrenamiento de la flexibilidad y de fuerza (especialmente el trabajo excéntrico), y el trabajo propioceptivo. 

FUENTE PRINCIPAL: Prevención de lesiones en el deporte. Claves para un rendimiento deportivo óptimo (Romero, Tous, 2010)