1. INTRODUCCIÓN
En la teoría y práctica del
entrenamiento de alto rendimiento de un deportista, deben contemplarse las 2
formas constitutivas. La primera de ellas el entrenamiento optimizador, es
decir, aquél que se ocupa de la planificación, diseño, realización y control de
todas las tareas de entrenamiento que el deportista debe practicar, y que tiene
como objetivo optimizar el rendimiento de éste en las competiciones a lo largo
de su vida deportiva. La segunda es el entrenamiento coadyuvante, por
todas las prácticas que permiten al deportista gozar de un estado de salud que
le posibilita realizar cada día las tareas propuestas por el entrenamiento
optimizador y participar en todas las competiciones de su especialidad, siempre
en el nivel de rendimiento esperado, para así poder lograr los objetivos
propuestos en cada temporada de competiciones. Este entrenamiento es de igual
importancia e interés que el optimizador y
veces es olvidado, fundamentalmente cuando el deportista no está lesionado
y sólo recurrimos a él cuando está intentando superar un proceso lesivo, de
mayor o menor duración e importancia.
Evidencias
científicas proponen el uso de este entrenamiento coadyuvante no solo a
deportistas, sino también a personas con una vida normal, fuera del estrés
deportivo o personas que practican deporte de forma lúdica y saludable. Puesto
que se le dotará de calidad de vida y favoreceremos además de una mejor y
completa recuperación de cualquier algia o proceso lesivo a prevenir y reeducar
nuestros hábitos para que así disminuyamos el riesgo de lesiones o molestias
ocasionadas por el estrés que genera nuestra sociedad actual y la falta de
capacidad condicional que, sin lugar a dudas, puedan acarrear daños en
cualquier acción que realizamos en nuestra labor diaria.
Aún así, sabemos que por el maldito
“efecto mariposa” o algo parecido, una pequeña disputa familiar promovida por
qué canal de TV veremos, se almacena en el hipotálamo, se transfunde lentamente
al tálamo por casualidad o el estrés competitivo y a través del circuito de
Renshaw altera el tono muscular, lo que ocasiona una microrotura fibrilar en el
segundo sprint del partido. Pese a ello, ésta presunta contingencia no minimiza
la prevención que se haya realizado en absoluto, ya que ésta proporciona una
recuperación del músculo dañado más rápida.
2. READAPTACIÓN PSICO-CONDICIONAL
La intervención con el deportista o
un persona lesionada se entiende en la actualidad desde un punto de vista
global e interdisciplinar, y no como una actuación particular ante un accidente
lesional. Todos los profesionales encargados de intervenir en la readaptación
de un proceso lesivo tienen un objetivo común: facilitar las condiciones para
que el deportista exprese el máximo rendimiento posible en competición o la
persona pueda volver a desempeñar su vida cotidiana con normalidad.
Ello lleva a asumir un modelo de
intervención que tenga en cuenta no sólo los procesos de recuperación ante una
posible lesión, sino los elementos preventivos, de cara a minimizar la
aparición de posibles lesiones, y así mejorar las condiciones de la persona.
Éstas se ven facilitadas a su vez por un adecuado enfoque de la evaluación
inicial, por lo que previamente, en el caso de deportistas, el anclaje inicial
del proceso debiera comenzar con un análisis de las características del deporte
(posibles factores de riesgo), así como del deportista y el entorno de
entrenamiento (instalaciones, climatología…).
En el objetivo básico de trabajo, que
es el restablecimiento funcional de la persona, todos los que intervienen en
dicho proceso han de estar bien coordinados y comunicados, ya sean
fisioterapeuta, masajista, preparador físico, recuperador físico, psicólogo,
etc. El proceso de rehabilitación funcional que hoy se conoce, dista mucho de
los modelos que venían aplicándose en décadas anteriores. De trabajo
asistemático en la rehabilitación, se pasó a la intervención exclusiva del
fisioterapeuta, de ahí avanzó a la incorporación de nuevos profesionales. En la
actualidad, el sistema de referencia al que debe acudirse es el de equipos
multidisciplinares de intervención integral. Se trata de que el readaptador,
médico, fisioterapeuta, masajista, entrenador, psicólogo y demás especialistas
que se requieran para formar parte del proceso trabaje en equipo y busquen el
fin común: LA RECUPERACIÓN FUNCIONAL DE LA PERSONA.
Para restablecerse de una lesión
podían emplearse aquellas formas de entrenamiento que ayudan a la medicación y
contribuyen de modo fundamental en la prevención de lesiones, participando
ocasionalmente en la eficacia de la terapia post-lesión, lo que se denominó
ENTRENAMIENTO COADYUVANTE (Seirul-o, 1986), un conjunto de sistemas que
contenían diferentes intervenciones:
1.
Entrenamiento
supresivo (antes de la lesión).
2.
Entrenamiento
de evitación (durante la lesión).
3.
Entrenamiento
alternativo (durante la lesión).
4.
Entrenamiento
post-dramático (durante la recuperación).
La rehabilitación sería el proceso
que trata de habilitar de nuevo para la actividad a los sujetos que la
perdieron debido a una lesión. Aquí el proceso va a secuenciarse, en función de
los objetivos básicos a cumplir en cada una de ellas.
FASE 1: rehabilitación de la lesión. Se trata de llegar a lo
que se conoce como alta médica, es decir, recuperar la funcionalidad normal del
tejido lesionado. Esta fase es la que realizar el fisioterapeuta. El preparador
físico también puede intervenir en esta fase para realizar un entrenamiento
colateral, es decir, evitar desacondicionamiento de los tejidos no afectados,
con el objeto de limitar las pérdidas orgánicas generales.
FASE 2: recuperación funcional. En esta fase los esfuerzos se
centran en lograr el alta deportiva o cotidiana, conseguir que esos tejidos
puedan soportar la exigencia que supone la práctica deportiva y sus
condicionantes específicos o el estrés diario de la sociedad en general, en
caso de personas no deportistas. Debe capacitarse a la persona de un modo
integral a nivel condicional, psicológico y coordinativo-funcional. Esta fase
de rehabilitación es crucial.
FASE 3: reintegración al entrenamiento normalizado y vuelta a
la competición (exclusivo deportistas). El tejido lesionado puede estar curado,
luego puede soportar las exigencias específicas del deporte, pero además el
deportista ha de recuperar su estado de forma competitivo y funcional óptimo.
Se trataría de lograr el alta competitiva.
3. PREVENCIÓN DE LESIONES
Las lesiones constituyen
contratiempos adversos que no pueden evitarse del todo, pues la propia
actividad humana conlleva implícito el riesgo de que se produzcan. Sin embargo,
se puede conseguir que este riesgo disminuya (prevención) o que su evolución
sea más favorable y la incorporación de la persona a su vida normal se realice
en el menor tiempo posible (recuperación funcional/readaptación física).
Hasta hace
relativamente pocos años, los esfuerzos se centraban en el tratamiento del
trauma en sí, prestando especial atención al proceso terapéutico desde una
perspectiva clínica. Sin embargo, en los últimos tiempos los intereses se han
orientado hacia el desarrollo de estrategias y propuestas multidisciplinares de
intervención relacionadas con la prevención y readaptación de lesiones del deportista e incluso la persona sedentaria. No podemos obviar que
estos últimos pueden sufrir lesiones propias de la vida cotidiana y solo pensar
que pueden faltar a su puesto de trabajo motivado por este hecho, se
consideraría un síntoma de estrés por sentir que no cumple con sus
obligaciones.
La evidencia
empírica acumulada hasta la fecha permite identificar una serie de factores que
deben asumirse para implementar medidas preventivas. Para mejor comprensión del
fenómeno se suelen clasificar en factores intrínsecos (propios de la persona) o
extrínsecos (exposición a factores de riesgo), aunque se entiende que, en la
realidad del deporte, en el proceso entrenamiento-competición, se dan de manera
compleja e interactiva (y en muchos casos, acumulativa).
Dentro de
los factores intrínsecos se pueden considerar:
-
Lesiones
anteriores o recuperación inadecuada.
-
Edad
y sexo.
-
Estado
de salud.
-
Aspectos
anatómicos (desalineaciones articulares, alteraciones posturales, laxitud,
rigidez, acortamiento muscular, etc.).
-
Estado
psicológico.
En cuanto a los factores extrínsecos:
-
La
motricidad específica del propio deporte (coordinación, biomecánica, etc.).
-
La
competición deportiva (portadora de más o menos incertidumbre).
-
Las
cargas de entrenamiento.
-
Materiales,
instalaciones y equipamientos, etc.
-
Condiciones
ambientales.
-
Tipo
de actividad.
Con respecto a la implementación de
medidas preventivas, es necesario revisar la potencia de medidas propuestas,
evaluando su eficacia. Son muy numerosos los trabajos publicados sobre el
particular, aunque se hace necesario un minucioso estudio de ellos, tanto desde
el punto de vista metodológico como de idoneidad de las propuestas, para fundamentar
adecuadamente dichas intervenciones. Los programas han de evaluarse mediante
diseños más rigurosos, no solo con diseños experimentales aleatorios de grupo
control, sino también con diseños cuasiexperimentales que permitan utilizar
muestras más representativas y contextos de práctica más realistas, y con
programas de intervención con medidas realmente potentes.
A continuación se repasan algunas
medidas que, desde el campo de la intervención de la actividad física y el
deporte, se pueden implementar como medidas de prevención primaria:
-
Valoración
inicial: análisis postural y desequilibrios artromusculares.
-
Calentamiento.
-
Trabajo
de flexibilidad.
-
Trabajo
de fuerza.
-
Trabajo
postural y equilibrio muscular.
-
Trabajo
excéntrico.
-
Trabajo
propioceptivo.
En definitiva las medidas señaladas
han sido contrastadas en términos de eficacia en diferentes estudios.
Actualmente existen numerosas propuestas en la literatura que pretenda
englobarlas de diferente manera en protocolos de prevención general, estudiando
de manera compleja sus efectos (Caraffa et al, 1996; Barh et al, 1997, Heidt et
al, 2000; Eilis y Rosenbaum, 2001; Olsen et al, 2005; McGuine et al, 2006).
A modo de conclusión, puede afirmarse
que las medidas preventivas que mayor evidencia científica ofrecen son el uso
de vendajes funcionales, el entrenamiento de la flexibilidad y de fuerza
(especialmente el trabajo excéntrico), y el trabajo propioceptivo.
FUENTE PRINCIPAL: Prevención de lesiones en el deporte. Claves para un rendimiento deportivo óptimo (Romero, Tous, 2010)
FUENTE PRINCIPAL: Prevención de lesiones en el deporte. Claves para un rendimiento deportivo óptimo (Romero, Tous, 2010)