viernes, 29 de marzo de 2024

PLAGA DE LESIONES… Y RECIDIVAS!

 Mi cabeza dijo basta, momento para detenerme, descansar y reflexionar. Me gusta ayudar a los deportistas en su proceso de recuperación de una lesión, pero creo que no podemos seguir así, acepto que haya una plaga de lesiones debido al contexto multifactorial en el que vivimos, pero que haya una plaga de recidivas, creo que nos obliga a hacer autocrítica.


Con un calendario tan apretado, el control de la carga es vital. No vale decir o escuchar que “uno se lesiona por asumir cargas por las cuales no está preparado”, si juegas cada 3-4 días durante 6-8 semanas… ¿cuándo te preparas para asumir esa carga? ¿Hay otra opción viable que no sea acumular minutos de competición para en un “futuro” poder asumirlas y por ende tener riesgo de lesión?


Sabemos de sobra que en el deporte de alto nivel hay mucha presión para que los jugadores más importantes vuelvan a la competición lo antes posible y nos escudamos en el “es lo que hay, no tenemos otra opción”, todos lo aceptamos. Pero, es ¿lo correcto?


Lógicamente lo ideal es que el deportista no se lesione, pero sabemos que eso es muy difícil. Cuando el deportista cae lesionado se activa toda la maquinaria que tienen los clubes para iniciar el proceso de recuperación (médicos, fisios, preparadores físicos , etc…), gracias a la ciencia sabemos como actuar en cada fase de la lesión, hay multitudes de propuestas ya descritas y aprobadas por la comunidad, pero ¿se cumplen al 100%? ¿Por qué en la mayoría de los casos no se pueden cumplir fundamentalmente si es un jugador “importante?


Ya ni hablamos de la dificultad de hacer un buen trabajo de Return to Play en un formato de competición donde hay partidos cada 3-4 días, donde el lesionado cuando se incorpora a entrenar con el grupo se encuentra con que la intensidad de esos entrenamientos no es lo que más necesita el deportista en esos casos concretos. Si, todos pensamos que hay que sacar al jugador y hacer un trabajo extra con él, pero también sabemos que hay que entrenar a alta intensidad en un contexto grupal para que el proceso de Return to Play sea lo más especifico y con la trasferencia adecuada a las demandas de la competición y no solo centrarnos en las demandas condicionales, que es lo que suele ocurrir cuando hacemos un trabajo “extra”. Por ejemplo, el bíceps femoral no se rompe siempre en el pico máximo de velocidad, pero si lo hace cuando “intentas” llegar a ello, y entrenar la intención siempre será más real en un entorno colectivo.


El último estimulo para asegurarnos que el jugador esta 100% recuperado es la competición, lo ideal es que se pacte con el entrenador como hacer la incorporación en cuanto a reparto de minutos, pero, ¿se cumple? Como siempre, depende (de la plantilla, de la clasificación, del transcurso del partido, etc…).


¿Estamos siendo esclavos de las nuevas tecnologías? Pruebas de imagen, tratamientos con máquinas innovadoras, analíticas de biomarcadores en tiempo real, sistemas de entrenamientos avanzados, análisis de rendimiento “in live”. Todo esto ayuda y mucho tanto como para prevenir, como para readaptar, aunque sigo creyendo que la mejor herramienta es el diálogo y la comunicación entre todos. Interesarte por el deportista, hablar con sinceridad, analizar la situación y sensaciones, en definitiva, poner las experiencias al servicio de todos. 


Cuando hay una lesión todos hablan del tiempo de vuelta, el famoso Return to play, pero hay una fase posterior, que es la más importante, la que expone el trabajo de todos, el Return to Performance. Esta fase cobra muchísima importancia en lesiones de media y larga duración, pues el deportista ha estado bastante tiempo sin entrenar “su deporte”. Recordemos que no la mayoría de recidivas aparecen en la fase Return to Performance, pero si las más “traumáticas” desde el punto de vista emocional, no solo para el deportista, si no para todos los implicados en el proceso.

El Return to Play solemos enfocarlo en torno a los factores condicionales y biológicos, sin embargo cuando hablamos del Return to Performance entra en funcionamiento otros factores, esta fase tiene como objetivo volver a tu rendimiento previo o incluso mejorarlo (no olvidemos que una lesión, es una oportunidad para convertirte en mejor deportista), es un reto, entran las variables psicológicas relacionadas con tu deporte, también va a depender de la intervención del entrenador, exigencia del club, nivel del jugador, acumulación de minutos, en el terreno de juego que sean buenas actuaciones, que se den acciones en el partido que generen confianza y mejoren tus sensaciones, en definitiva volver a desarrollar la fortaleza mental. A modo de resumen podemos decir que el Return to Play depende del deportista y personal técnico (hay casi total garantía de cubrir esta fase a día de hoy) y el Return to Performance ademas de los anteriores depende de tu deporte y de todo lo que le rodea (la garantía para superar esta fase a veces depende de otros aspectos más difíciles de controlar y la aleatoriedad). 


Estamos trabajando para que ambas fases se distancien cada vez menos en el tiempo, pero no es fácil por todo lo hablado al inicio del texto.

Me gustaría acabar con la siguiente reflexión, todos coincidimos en que la intensidad competitiva ha aumentado en los últimos años, entonces, si las demandas han aumentado, ¿se debería retrasar la fase de return to play y no basarnos en la experiencia antigua sobre los tiempos aproximados de lesión? ¿Lo que antes era 4 semanas, es posible que ahora se necesiten 5? ¿Estamos teniendo en cuenta que los partidos hoy duran a veces 110 minutos por los tiempos extras que el reglamento está exigiendo a los árbitros?