lunes, 1 de julio de 2019

PREPARACIÓN FÍSICA FÚTBOL 2019


Siento que aunque he sido muy influenciado (seguramente por la formación recibida) en la idea de entender el funcionamiento de este deporte desde una perspectiva compleja a través de la cual, cuanto más capaces seamos de integrar e interrelacionar el mayor número de factores influyentes en el rendimiento del futbolista en una metodología de entrenamiento, más completa será esta. Siendo consciente de que algunas cuestiones hay que tratarlas por separado, me quedo con la idea de que cada persona y por lo tanto cualquier futbolista es un sistema dinámico complejo que interactúa con otros subsistemas y un entorno y que intentar predecir cualquier cuestión es muy difícil, pues existen tantos subsistemas y tantas relaciones entre ellos que se convierte en un ejercicio muy complicado. Aun así tenemos que mostrar el mayor rigor tanto científico como empírico para poder trabajar junto a ellos en el día a día, no podemos entender la complejidad como una idea reduccionista de que todo depende del entorno y su adaptación a este y que nosotros tenemos poca influencia en las consecuencias de cualquier acción o hecho.
          Una vez un conocido preparador físico nacional me dijo “las 2 mejores temporadas a nivel de resultados y lesiones que hemos cosechado, han sido donde menos trabajo condicional hicimos”.
          En la actualidad, intento integrar en la medida de lo posible todos los aspectos mencionados, al final, como preparador físico solo pretendo integrar mi forma de entender mi profesión dentro de una idea general de trabajo, que esta la marca el entrenador o “head coach”.
A continuación muestro un ejemplo de semana, donde se integran todos los contenidos, posteriormente se desarrolla la idea planteada y explico los conceptos, simplemente es una forma más de entender la organización del entrenamiento y más concretamente de la semana, atendiendo en la mayoría de ocasiones posibles a todos los contenidos posibles que el cuerpo técnico en su totalidad considera más relevantes, es lo que conocemos como la intervención con el equipo.


              
            No podemos negar que nuestra función sigue evolucionando día a día, hace unos años se hablaba de VO2max y fuerza explosiva, también se habla sobre el entrenamiento excéntrico sin dejar de lado la potencia aeróbica máxima (PAM) y la variabilidad de la frecuencia cardiaca, hoy en día se habla sobre aceleraciones y desaceleraciones, RSA, etc., que gracias a los dispositivos de GPS vienen integrados con acelerómetros de una precisión muy potente y se está estudiando mucho sobre estas variables de rendimiento físico. Un estudio muy reciente (Delen et al, 2019) afirma que “en el ámbito del fútbol mantener un número elevado de aceleraciones es muy importante para el rendimiento, pues estas acciones de aceleración y desaceleración suponen un 16% de la carga total de los partidos. Además, debemos tener en cuenta que un partido de fútbol (90 minutos) puede tener hasta 8 veces más aceleraciones que sprints”.
          
       Empiezan a aparecer análisis de la competición centrada en los conocidos “Worst case scenario” (WSC) que hacen referencia a los momentos de más carga de contenidos que se dan durante un partido, estos escenarios (su traducción como “en el peor de los casos”) debido a todo lo que ocurre suelen predisponer en algunos casos a lesiones a los futbolistas, donde repiten esfuerzos y diferentes acciones, también en algunos casos son los momentos más decisivos del partido, donde se originan ocasiones de gol y pueden aparecer más errores por parte de los jugadores y donde aparece el talento de los jugadores más determinantes. En este sentido es muy interesante destacar el trabajo de Martín-García et al. (2018) donde describe las demandas de la competición en diferentes deportes atendiendo a estos momentos de máxima actividad.
     
    Lo bueno de analizar los datos en periodos pico es que conseguimos datos muy funcionales. La cantidad de aceleraciones de un periodo pico se puede usar como una forma de mostrar Worst Case Scenario, esto puede influirnos a la hora de diseñar tareas de entrenamiento y controlar la fatiga física durante un partido. Tal vez la creación de juegos de espacios reducidos en bloques de 5 minutos pueden permitir un número mayor de aceleraciones y así superar las demandas del juego. En este escenario, también se puede tener en cuenta la distancia total y la distancia a alta velocidad recorrida en un periodo pico para marcar realmente el entrenamiento dentro de esos Worst Case Scenario”. Todo ello habría que dejarlo en manos del cuerpo técnico a la hora de diseñar su método de trabajo, pero sin duda resulta muy interesante.
    
   En multitud de trabajos que estudian estos Worst Case Scenario se pone de manifiesto que en las tareas que se diseñan no se consiguen los valores de competición relacionados con la distancia total y los desplazamientos a alta velocidad y sprint, por lo cual se recomienda complementar el entrenamiento con otro tipo de prácticas, cuando hablamos de velocidad en sprint nos referimos tanto de forma lineal como curvilínea, pues se dan casos de ángulos de hasta 30º, “independientemente de la posición de juego, parece que el ángulo del sprint promedio (curva del sprint desde la trayectoria inicial hasta el punto final) para los jugadores de fútbol durante un partido es de alrededor de 5°. Una de las principales diferencias de la carrera curvilínea en comparación con la carrera lineal es que el cuerpo se inclina hacia adentro (en lugar de permanecer más erguido). Por lo tanto, los jugadores están influenciados por la fuerza centrífuga y, por consiguiente, necesitan producir una fuerza de reacción en el suelo mediolateral para contrarrestar la fuerza centrífuga y mantenerse equilibrados mientras corren. A medida que aumenta la velocidad de carrera, tener la fuerza y ​​la técnica para superar estas fuerzas puede ser un determinante importante en el rendimiento de la carrera curvilínea” (Fitzpatrick, 2019). Cierto es que la mayoría de estudios sobre esta casuística están basado en los “small side game” (SSG), por lo que una buena línea de investigación podría ser plantear estos escenarios en espacios más amplios donde a través de reglas de provocación, conseguir esos objetivos.          
        
         En la actualidad somos conscientes que cada vez aparecen nuevos conceptos y contenidos y en el día a día es más complicado integrarlos dentro de una metodología de trabajo, por lo tanto debemos de estar, como afirmaba anteriormente, reinventándonos constantemente. Tras esta lluvia de información donde la prevención y optimización son los 2 factores más determinantes dentro del desarrollo de cualquier deportista, he diseñado una metodología que fuese capaz de integrar el mayor número de cuestiones que considero más relevantes, y hasta el día de hoy es en la que me apoyo, también no para intentar tener en cuenta el mayor número de factores, sino también para organizarlos en el tiempo y queden programados.
        
         La idea desarrolla 3 tipos de intervención, la primera basada en un trabajo de BASE, la segunda basada en los WORST CASE SCENARIO y la tercera en intervenciones puramente TÁCTICAS y ESTRATÉGICAS. No considero ninguna intervención por encima de otra, pienso que todas tienen su parte de importancia.


          Con respecto al trabajo de BASE, me refiero a desarrollar contenidos como el trabajo analítico desde un punto de vista técnico, también al desarrollo de la condición física bien sea trabajos aeróbicos como recuperación, tareas de RSA o Circuit training (aunque estas depende del diseño también podrían encajar en la siguiente intervención), también trabajos de habilidades, coordinación, mejora del ROM, fuerza y velocidad donde se pueden integrar los trabajos complementarios o compensatorios y también biomecánicos. Este tipo de intervención puede llevarse a cabo en cualquier momento de la semana, es importante que siga progresiones y con el condicionante de la fatiga o no fatiga que pueda generar debemos saber muy bien en que momento ponerlos en práctica. Como ejemplo pueden ir desde una simple rueda de pases dentro de un calentamiento, hasta un protocolo de trabajo de tren superior pasando por un desarrollo de habilidades de movimiento donde nos centremos en la enseñanza de los movimientos básicos como pueden ser una plancha, empuje, tracción, movimientos rotacionales, lunge, hinge, etc. En este tipo de trabajos encajaría a la perfección el entrenamiento individualizado, que lo veremos en el siguiente capítulo.

            Un tipo de tarea que puede estar integrada en este tipo de intervención (BASE) sería la que se muestra a continuación: 
Una “rueda de pases” con movilidad de cadera (vallas), acción de estabilidad en entorno estable (escalera) y acción técnica (pared). Donde se integran aspectos físico-preventivos y técnicos, con una duración de 6 minutos para darle un carácter aeróbico desde el punto de vista de los sistemas energéticos. Sería una tarea ideal para iniciar la sesión, la cual va aumentando intensidad de manera progresiva.

          
          En el segundo tipo de intervención entramos en los WORST CASE SCENARIO, a groso modo podemos decir que es la preparación física integrada o contextualizada en el deporte en sí, donde se busca desarrollar acciones a alta intensidad. Dichas acciones tendrán 2 objetivos, efecto “preventivo” y efecto “optimizador”. Se podrán desarrollar a través de espacios reducidos (SSG) y también en espacios más amplios (BSG), donde modificando variables como número de jugadores y tiempo, podemos diseñar y plantear diferentes tipos de situaciones que no aproximen a la realidad competitiva que más nos interese.

  Dentro del efecto “preventivo” se desarrollan contenidos que bien pueden estar relacionados hacia una orientación músculo-tendinosa  como pueden ser aceleraciones, deceleraciones, tiros a puerta y sprints (los primeros más fáciles de reproducir en SSG y el último en BSG) y otros contenidos con una orientación articular  en este caso hablamos de saltos, aterrizajes, giros, cambios de dirección, regates y protección del balón ante una presión del defensor (me centro en este tipo de lesiones puesto que son las que más quebraderos de cabeza trae a preparadores físicos y departamento médico).

  Si hablamos del efecto “optimizador” nadie duda que plantear estos contenidos en acciones reales de juego va a provocar adaptaciones del jugador a las situaciones que va a tener que solucionar durante la competición, cuánto más grande sea el abanico, mejor. Se podrán desarrollar contenidos técnicos (pases, controles, regates, etc.), contenidos tácticos (posesión de balón, toma de decisiones, presión tras pérdida, ayudas permanentes, tipos de marcajes, movimientos al espacio, amplitud ofensiva, finalizar ataques, etc.) y contenidos psicoemocionales (compromiso y espíritu colectivo, adaptación a situaciones adversas, atención y concentración, perseverancia, etc.).


  Un ejemplo de tarea para este tipo de intervención (WORST CASE SCENARIO) es la siguiente:
Situaciones de 1vs1 (5´: 15” w – 30” r)  y 2vs1 (5´: 15” w – 30” r) donde se trabajan numerosas cuestiones, desde un punto de vista preventivo es una tarea tanto a nivel articular (pues se van a dar muchas acciones relacionadas con el regate, la oposición y los cambios de dirección) como a nivel músculo-tendinosa, pues se darán acciones acelerativas y decelerativas. Con respecto la optimización es una tarea que predispone a realizar periodos cortos de alta intensidad y recuperación, por lo tanto tiene un carácter metabólico importante (contenidos condicionales), se dará situaciones de conducción, regate, pase y orientación corporal en situación defensiva (contenidos técnicos), también se trabaja la toma de decisiones y oposición, creación de línea de pases, etc. (contenidos tácticos) y por último situaciones de duelo (contenidos psicoemocionales).


    Por último, la tercera intervención se refiere a contenidos TÁCTICOS Y ESTRATÉGICOS,  posiblemente son tareas más estáticas de menos carga de esfuerzo que las anteriores pero no menos importantes, pues suelen ser la que más tiempo ocupan durante la semana de entrenamiento, son tareas basadas en el modelo de juego, en mostrar situaciones específicas que nos vamos a encontrar en el partido en función del rival, en cuáles serán los comportamientos que más van  a repetirse, cómo vamos a intentar jugar en fase de inicio, intermedia o finalización o cómo vamos a defender la salida del rival o conocer y poner en práctica el tipo de transiciones defensa-ataque o ataque-defensa. Por último como vamos a explotar las acciones a balón parado, tanto ofensivas como defensivas, aspecto muy importante y que no se debe olvidar, muchos goles vienen en estas acciones, la capacidad de atención y concentración en vital para tener éxito en este sentido.


   Una tarea que puede encajar en este tipo de intervención sería la siguiente:

Colocamos muñecos simulando el tipo de defensa en situación de repliegue que suele utilizar el próximo rival y desarrollamos acciones combinativas para atacar a dicha disposición, poniendo en práctica los movimientos ofensivos que consideremos óptimos para solventar las situaciones que puedan surgir durante el partido.

    A modo de conclusión si miro como planteaba entrenamientos hace 10 años y lo comparo a cómo lo hago ahora solo puedo afirmar que aunque el fondo sea el mismo, el medio no tiene nada que ver, y estoy convencido que dentro de otros 10 años nada será igual. Crecí en la universidad con el modelo ATR, hoy en día ni lo menciono, pero gracias a él pude y puedo seguir comprendiendo muchas cuestiones.
         
          A continuación muestro algún tipo de sesión organizada desde esta perspectiva “BASE”, “WORST CASE SCENARIO” y “TACTICO-ESTRATÉGICOS”.